Entre 1989 y 1993, el Estado peruano desplegó una de sus más crueles maquinarias de represión. Este informe documenta rigurosamente cómo la desaparición de personas no fue una serie de casos aislados, sino una política deliberada. Es el registro definitivo de un capítulo oscuro de nuestra historia, esencial para comprender la dimensión del terror y exigir que nunca más se repita.