Y la verdad será nuestra defensa: Barrios Altos

Han pasado más de diez años desde la noche en que los asesinos irrumpieron en la vieja casona del jirón Huanta 840. Si hasta entonces muchos dudaban de la magnitud de los horrores de la guerra -en la medida que sucedían allá, lejos, en pueblos de
nombres hasta entonces ignorados-, los cuerpos regados de quince humildes vecinos, plebeyos de hoy -parafraseando al cantor de aquellos barrios-, disiparon toda duda.

Scroll to Top