Hoy se realizó la colocación de la primera piedra del “Santuario de la Memoria” de la Hoyada en la ciudad de Huamanga, Ayacucho. Lugar simbólico por el cual ANFASEP junto con organizaciones de la sociedad civil y organismos de derechos humanos, entre ellos APRODEH, lucharon para que pueda ser adjudicado por parte del Gobierno Regional.
En la ceremonia participaron el Gobernador Regional de Ayacucho, el Viceministro de Derechos Humanos y Acceso a la Justicia, la representante del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, representantes de la Embajada Alemana, ex comisionados de la Comisión de la Verdad, de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, autoridades de municipios locales, universidades, de organizaciones sociales y organizaciones de DDHH ayacuchanas.
“La Hoyada”, es un terreno que durante los años 80 y 90 fue utilizado como campo de tiro del cuartel militar “Domingo Ayarza” más conocido como “Los Cabitos”. Este espacio sirvió también como lugar de ejecución y desaparición de centenares de detenidos por efectivos militares, entre ellos hombres y mujeres, menores de edad, profesores y campesinos.
En 1985, las fuerzas armadas intentaron desaparecer las pruebas de estos crímenes, exhumando y cremando los cuerpos; pero en 2005, el juicio del Caso Cabitos, defendido por APRODEH, permitió encontrar evidencias. Los especialistas forenses identificaron por lo menos 109 cuerpos.
Después de trámites interminables, los familiares y activistas de derechos humanos tuvieron que enfrentar a grupos de invasores que pretendían apoderarse del terreno, así como intentos de ampliación del Aeropuerto Alfredo Mendívil Duarte que pretendía sobreponerse a este lugar de ejercicio de memoria.
Hoy en el acto oficial de la colocación de la primera piedra de este santuario, Ernesto Ambía, en representación de APRODEH, fue enfático en recalcar el importante papel que la sociedad civil tuvo en este proceso:
“No podemos ni debemos olvidar, que fueron las mujeres ayacuchanas, encabezadas por mamá Angélica y Anfasep, […] que antepusieron sus propios cuerpos, su propia seguridad, sus innumerables peregrinaciones para cautelar este espacio. Saludo también la dignidad de los jóvenes, hijos e hijas huérfanos, a las que las madres acogieron y que también fueron parte y soporte en esta luchas […]. Este espacio servirá para tender puentes con aquellos abismos profundos que nos separan a los peruanos, aquellos abismos que hoy permanecen intactos basados en la discriminación, el racismo, la violencia estructural, la corrupción, la impunidad. Muchas de las crisis con las que convivimos a diario en el Perú, pueden entenderse precisamente porque no hemos tenido la capacidad de ver y abordar con responsabilidad nuestro pasado reciente.”
Ayacucho, 11 de agosto de 2022
